martes, 4 de julio de 2017

LA EMOCIÓN NO SE HA IDO





LA EMOCIÓN NO SE HA IDO
(The thrill is’nt gone)

Las lágrimas de Chet Baker caen a piscinas doradas, este libro de poemas de Abel Santos me ha llegado al alma desde el título, porque tengo a Chet Baker como músico de cabecera, no en vano el móvil me despierta cada mañana con una canción suya. The Thrill is gone. Tete Montoliu decía que para tocar una balada había que saberse la letra, pero no es lo mismo tocar que escuchar, porque para oír baladas de desamor no hace falta saberte la letra, porque son más de sentir que de entender.
A no pocos nos gustan canciones tristes en idiomas que no entendemos porque la voz y la música nos da pie a imaginar cualquier argumento. Como la lluvia que cuando cae tararea el mismo estribillo que esconde sin pretenderlo multitud de poemas y canciones nunca escritas, o como recuerda Abel Santos visita el lugar de la memoria donde viven las viejas canciones

Igual que el solitario
regresa siempre a las viejas canciones
cuantas veces he oído
esta lluvia
que empieza a caer


Cuando ves la letra traducida, por hermosa que sea, te produce desencanto porque tú te la imaginabas más triste, más lánguida, con más esperanza o con más desesperación. Bien, el traductor me dijo que The thrill is gone   es La emoción se ha ido.
The thrill is gone: Si eligiera esta canción de nuestro querido Chet Baker, querido para Abel, querido para Diego Vasallo –no en vano Las lágrimas de Chet Baker… son palabras prestadas de una canción suya que también pertenecerán ya para siempre a Abel Santos-, por sus lánguidas canciones y su nada lánguida vida donde le rompieron los dientes de una paliza por no pagar la heroína que debía y tuvo que volver a aprender a embocar la trompeta en su bello rostro que envejeció destentado hasta despeñarse  por el balcón de un hotel barato, no se sabe si porque se cayó, se tiró o le tiraron. Si eligiera esta canción para presentar este bello, tierno y dolorido libro de Abel Santos la pondría sin saber la letra, porque suena a Abel Santos, porque suena a las lágrimas que caen a piscinas doradas.


Si tradujese la letra = a La emoción se ha ido debería ponerle un no porque traicionaría el espíritu de los poemas que presentamos. Sería The thrill is’nt gone = a La emoción no se ha ido porque la emoción está aquí. La emoción destila como un arroyo en las páginas tras la portada de esta trompeta dorada, que más que una trompeta es una corona de espinas para el alma que sale por la boca, por los dedos, por aliento, por las palabras escritas que suenan a hondo suspiro cada vez que las lees.



Yo no nací escribiendo, sino llorando
y con mi primer llanto
ya andaba buscando el conocimiento.

Quizás por eso las lágrimas son las dos primeras palabras del título, Las lágrimas son la primera parte con sesenta y ocho poemas y La luz dorada  con solo uno, las lágrimas ganan a la luz por goleada de sesenta y ocho a uno o quizás solo son sesenta y ocho canciones de amor y un poema desesperado. Sesenta y ocho y uno, que son sesenta y nueve quizás porque el amor también, o sobretodo, se expresa con las bocas mudas.

Mas cabe decir
Que la literatura es una imagen
En sí misma
Que te habla más allá de la niebla
De uno mismo.

Porque este libro es literatura viva, la vida hecha literatura porque a partir de la experiencia personal en carne viva penetra más allá de la niebla de uno mismo. Nos habla del abismo de la tentación de la muerte vencida cada día, de sentir el dolor de seguir viviendo y sacar del pozo el agua humilde de la esperanza, y alzar el vuelo como un Ave Fénix dolorosamente herida pero superviviente y resucitada

Abel apresa la vida en esos sesenta y nueve poemas, se agarra a ella como se agarra al cuello de un caballo un jinete sin silla ni bridas. Galopa por la poesía como forma de vivir, sobrevivir y apartar de su pensamiento a la dama, la reina de las tentaciones y la reina de los venenos.

Así serpentea
la dama, la reina de los venenos.

-Una más, una más y seré tuya…
 Todo lo que se promete es mentira.
-Y seré tuya, tuya…   
No quieres saber
que la muerte te tutea ya con gratitud.








Y nos habla del dolor de la pérdida, del dolor de ser dejado

En tu ausencia

- y yo
 no lo sabía-,

si todos mis sentidos hablasen

seguro
que gritarían.

Y nos habla del dolor de dejar

Esa forma tan suya de amar: tenerte
dentro de su puño,
y cuando intentas respirar libre
te aprieta
mucho más fuerte.

Y todavía no sabe que ya no la amas,

Que ya no puedes.       

Es un libro de redención, en el fondo de domingo de gloria de resurrección, puesto que sabemos que Abel Santos ha vuelto de entre los muertos con su poesía viva, dolorida, pero en el fondo tierna como una balada triste en la que entra la luz por la ventana.

Que ya no seremos aquella canción entristecida
que en los primeros meses de ruptura,
sonaba en la coctelería casi vacía
 una mala madrugada de nochebuena.
Y dejo las palabras, las sombras, los silencios.
 y me atrevo con un poco más
de la luz que ahora me entregas.

Es una poesía desnuda, con la belleza de la desnudez, con la crudeza de la desnudez, sin sitio para esconderse en el adorno ni en el brillo efímero de la metáfora. La fuerza de la sinceridad, de la emoción y de la palabra a palo seco.  A Abel Santos, como a Blas de Otero, aunque alguna vez haya podido perder la voz en la maleza siempre le queda la palabra, la poesía de su voz personal.

Yo deseo volver al origen de las palabras;
amar la joven revolución de sus piernas infinitas
y soñar a su lado que soy Pablo Neruda.

A nosotros nos ha tocado soñar durante sesenta y nueve poemas que somos Abel Santos para sufrir, gozar, caer, levantarnos y en el fondo vencer.  Y en todo momento disfrutar como lectores de una emoción que no cesa. The thrill is’nt gone.
  

 José Luis Atienza   



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