LA EMOCIÓN NO SE HA IDO
(The thrill is’nt gone)
Las lágrimas de Chet Baker caen a piscinas doradas, este libro de poemas de
Abel Santos me ha llegado al alma desde el título, porque tengo a Chet Baker
como músico de cabecera, no en vano el móvil me despierta cada mañana con una
canción suya. The Thrill is gone.
Tete Montoliu decía que para tocar una balada había que saberse la letra, pero
no es lo mismo tocar que escuchar, porque para oír baladas de desamor no hace
falta saberte la letra, porque son más de sentir que de entender.
A no pocos nos gustan canciones tristes en idiomas que no entendemos porque la voz y la música nos da pie a imaginar cualquier argumento. Como la lluvia que cuando cae tararea el mismo estribillo que esconde sin pretenderlo multitud de poemas y canciones nunca escritas, o como recuerda Abel Santos visita el lugar de la memoria donde viven las viejas canciones
A no pocos nos gustan canciones tristes en idiomas que no entendemos porque la voz y la música nos da pie a imaginar cualquier argumento. Como la lluvia que cuando cae tararea el mismo estribillo que esconde sin pretenderlo multitud de poemas y canciones nunca escritas, o como recuerda Abel Santos visita el lugar de la memoria donde viven las viejas canciones
Igual que el solitario
regresa siempre a las viejas canciones
cuantas veces he oído
esta lluvia
que empieza a caer
Cuando ves la letra
traducida, por hermosa que sea, te produce desencanto porque tú te la imaginabas
más triste, más lánguida, con más esperanza o con más desesperación. Bien, el
traductor me dijo que The thrill is gone es La emoción se ha ido.
The thrill is gone: Si eligiera esta canción de nuestro querido Chet
Baker, querido para Abel, querido para Diego Vasallo –no en vano Las lágrimas de Chet Baker… son palabras prestadas de una canción suya que también
pertenecerán ya para siempre a Abel Santos-, por sus lánguidas canciones y su
nada lánguida vida donde le rompieron los dientes de una paliza por no pagar la
heroína que debía y tuvo que volver a aprender a embocar la trompeta en su
bello rostro que envejeció destentado hasta despeñarse por el balcón de un hotel barato, no se sabe
si porque se cayó, se tiró o le tiraron. Si eligiera esta canción para
presentar este bello, tierno y dolorido libro de Abel Santos la pondría sin
saber la letra, porque suena a Abel Santos, porque suena a las lágrimas que
caen a piscinas doradas.
Si tradujese la letra = a
La emoción se ha ido debería ponerle
un no porque traicionaría el espíritu de los poemas que presentamos. Sería The thrill is’nt gone = a La emoción no se ha ido porque la
emoción está aquí. La emoción destila como un arroyo en las páginas tras la
portada de esta trompeta dorada, que más que una trompeta es una corona de
espinas para el alma que sale por la boca, por los dedos, por aliento, por las
palabras escritas que suenan a hondo suspiro cada vez que las lees.
Yo no nací escribiendo, sino llorando
y con mi primer llanto
ya andaba buscando el conocimiento.
Quizás por eso las
lágrimas son las dos primeras palabras del título, Las lágrimas son la primera parte con sesenta y ocho poemas y La luz dorada con solo uno, las lágrimas ganan a la luz por
goleada de sesenta y ocho a uno o quizás solo son sesenta y ocho canciones de amor
y un poema desesperado. Sesenta y ocho y uno, que son sesenta y nueve quizás
porque el amor también, o sobretodo, se expresa con las bocas mudas.
Mas cabe decir
Que la literatura es una imagen
En sí misma
Que te habla más allá de la niebla
De uno mismo.
Porque este libro es
literatura viva, la vida hecha literatura porque a partir de la experiencia
personal en carne viva penetra más allá de la niebla de uno mismo. Nos habla
del abismo de la tentación de la muerte vencida cada día, de sentir el dolor de
seguir viviendo y sacar del pozo el agua humilde de la esperanza, y alzar el
vuelo como un Ave Fénix dolorosamente herida pero superviviente y resucitada
Abel apresa la vida en
esos sesenta y nueve poemas, se agarra a ella como se agarra al cuello de un
caballo un jinete sin silla ni bridas. Galopa por la poesía como forma de
vivir, sobrevivir y apartar de su pensamiento a la dama, la reina de las
tentaciones y la reina de los venenos.
Así
serpentea
la dama, la reina de los venenos.
-Una más, una más y seré
tuya…
Todo lo que
se promete es mentira.
-Y seré tuya, tuya…
No
quieres saber
Y nos habla del dolor de
la pérdida, del dolor de ser dejado
En tu ausencia
- y yo
no lo
sabía-,
si todos mis sentidos hablasen
seguro
que gritarían.
Y nos habla del dolor de
dejar
Esa forma tan suya de amar: tenerte
dentro de su puño,
y cuando intentas respirar libre
te aprieta
mucho más fuerte.
Y todavía no sabe que ya no la amas,
Que ya no puedes.
Es un libro de redención, en el fondo de domingo de gloria de resurrección,
puesto que sabemos que Abel Santos ha vuelto de entre los muertos con su poesía
viva, dolorida, pero en el fondo tierna como una balada triste en la que entra
la luz por la ventana.
Que ya no seremos aquella canción
entristecida
que en los primeros meses de
ruptura,
sonaba en la coctelería casi vacía
una mala madrugada de nochebuena.
Y dejo las palabras, las sombras,
los silencios.
y me atrevo con un poco más
de la luz que ahora me entregas.
Es una poesía desnuda, con la belleza de la desnudez, con la crudeza de la
desnudez, sin sitio para esconderse en el adorno ni en el brillo efímero de la
metáfora. La fuerza de la sinceridad, de la emoción y de la palabra a palo seco. A Abel Santos, como a Blas de Otero, aunque
alguna vez haya podido perder la voz en la maleza siempre le queda la palabra,
la poesía de su voz personal.
Yo deseo volver al origen de las palabras;
amar la joven revolución de sus piernas infinitas
y soñar a su lado que soy Pablo Neruda.
A nosotros nos ha tocado soñar durante sesenta y nueve poemas que somos
Abel Santos para sufrir, gozar, caer, levantarnos y en el fondo vencer. Y en todo momento disfrutar como lectores de
una emoción que no cesa. The thrill is’nt
gone.
José Luis Atienza
No hay comentarios:
Publicar un comentario
comentarios