jueves, 8 de noviembre de 2012

INSOMNIO




CUENTAS LA SUERTE A PULSO


Madrid de 2009 es una ciudad de medio millón de parados
según las últimas estadísticas.

A veces, en la noche de mi cuarto alquilado,
yo me revuelvo y me incorporo
y voy de trabajo en trabajo por días sueltos
porque 190 pulsaciones
no son bastantes para las 200 que requería
el puesto de grabador de datos.

Desde que tenía 16, he tendido los ojos para siempre
a este hermano imbécil o santo del poema
,
que dijo Raúl Núñez.

Así que descargo mobiliario escolar
en colegios tipo el club de los poetas muertos
con trofeos y jardines y mucha luz...
Y le pido cuentas, a mis 33 años, a la poesía
que me ha llevado a estar ganándome así el pan
junto a estudiantes de 20.

200 pupitres a músculo en 150 minutos.

La situación, me dicen, está peor
de lo que habíamos imaginado
para que alguien de tu edad trabaje con nosotros.
Ellos fuman y hablan con optimismo
de las fiestas universitarias en Salamanca
con jóvenes y copas hasta arriba,
de drogas que probarían
y de besarse con chicas en lugares
sin demasiado peligro de vida o de cansancio.

400 sillas de futuros economistas a la espalda.

Y entonces comprendo
que me pesan más los errores y la espera
de reconocimiento y jardines y mucha luz...

Hay miles de premios, por suerte, para seguir escribiendo.

Yo pienso en ti,
en cómo tus abrazos me arman de paciencia
en las tibias e insolventes tardes otoñales,
y en cómo mi corazón es ahora un guerrero distinto
que se está ganando a pulso la eternidad contigo
en este contrato basura con el tiempo.

Donde el amor siempre cuenta.

Abel Santos, del libro de próxima publicación TODO DESCANSA EN LA SUPERFICIE.



Hijos de la ira, de Dámaso Alonso,
un poemario emblemático de la literatura española.






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